¿Dónde buscar la identidad de un hombre cuando pierde su rostro, su nombre, su voz?

Propósitos
Abrir áreas de sensaciones en el espectador que permitan la libre asociación de ideas e imágenes.

Primera parte
Dos hombres idénticos, de la misma talla, sin rostro. Un accidente de guerra. La hierba quemada, esquirlas atravesando sus caras.

Definimos dos líneas de acción
Por un lado, el espacio del relato y de los pensamientos, el espacio interior. Una coordenada de pura textualidad, de narración a público con un registro de actuación seco, económico, preciso, de un excedido grado de neutralidad expresiva y desafección.
Por otro lado, el espacio vincular y de la acción. Inexistencia de palabras, de discurso, ausencia de significados; apenas onomatopeyas o sonidos guturales, corporalidad, energías, gestos esforzados que nunca llegan a emitir más que distorsiones de lo real. Los sonidos se alteran.

La comunicación como una falla.
La estructura del trabajo se constituye desde la alternancia de estos dos lenguajes ensamblados apenas por ruidos, estiramientos del tiempo, ritmos y silencios.

Segunda Parte
El espacio de representación es reducido y mínimo, no hay desplazamiento. Una mujer refugiada en un pequeño lugar, contenida. Desesperada por vaciar su estado en un tiempo presente, con sensaciones presentes, dónde lo principal es despojarse de su situación y sus estados que no son anunciados ni evocados por la alusión de un narrador onmiscioso, sino por el parto de la entrepalabra, en la asociación de imágenes y de sensaciones.